En la mitología griega, el Cerbero (en griego Κέρβερος Kérberos, ‘demonio del
pozo’), también conocido como Can Cerberos, era el perro de Hades, un monstruo
de tres cabezas, con una serpiente
en lugar de cola e innumerables cabezas de serpiente en el lomo. Cerbero guardaba
la puerta del Hades (el inframundo griego) y aseguraba que los muertos no
salieran y que los vivos no pudieran entrar. Era hijo de Equidna y Tifón, y
hermano de Ortro. La existencia de un perro infernal en la entrada de los
infiernos parece que ya estaba presente en la mitología indoeuropea original,
pues aparece en los mitos de otros pueblos indoeuropeos, como es el caso del
perro ensangrentado Garm en la mitología escandinava. Sólo dos veces dejó de
cumplir su misión. Una, convencido o encantado por Orfeo que ayudado por los
dioses y por la dulzura de su canto, logró entrar en el Infierno en busca de su
amada Eurídice. La segunda, cuando Hércules, en cumplimiento de uno de los
trabajos a él encomendados por Euristeo, pudo reducirle con la fuerza de sus
brazos y, medio ahogado, lo sacó al mundo exterior y lo llevó ante Euristeo, que
horrorizado a la vista de un animal tan terrible, ordenó que de inmediato fuera
devuelto al Hades. Cerbero permanece encadenado ante las puertas del Hades,
siempre vigilante, porque aquellos a quien los dioses han decidido dejar morir,
no deben volver a la vida.
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